Esto es lo que sentí el otro día cuando leí este artículo sobre Megan Maxwell.
No imagináis la de veces que he oído en eventos literarios y otras reuniones eso de que “la romántica es un género menor“. Y, claro, yo sonrío con suficiencia. Sonrío y apenas me molesto en responder, porque, como bien me dijo un buen amigo, se aprende mucho más escuchando.
Yo prefiero compartir este titular de Megan Maxwell que la llama “escritora de Best Sellers“. Y que, por supuesto, demuestra que no hay géneros literarios inferiores. Que de haberlos, solo hay géneros.
Demuestra que cuando insultas a la novela romántica, también insultas a sus lectores. Insultas tu propio intelecto al creerte superior bien porque, por algún motivo inexplicable o traumático no te gusta leer novelas que abarquen algo tan natural, necesario y espontáneo como el amor, o simplemente porque piensas que lo que tú lees o escribes es mucho mejor.
Por fortuna, es el lector el que decide.
Me parecía importante decir esto. Sobre todo ahora que tenemos más conciencia de que las mujeres debemos apoyarnos. Ahora que debemos reconocer el mérito, el esfuerzo y el trabajo de muchas mujeres que hacen lo que les apasiona sin importarles lo que los demás piensen de ellas. De muchas mujeres que hacen de este mundo un lugar más bonito. En este caso, eso es lo que pienso que hace Megan: Historias divertidas y cargadas de entretenimiento, con finales felices. Historias que te arrancan sonrisas y suspiros. Y que incluso pueden curarte en momentos amargos.
Gracias, Megan, por demostrar con hechos y estadísticas que la romántica no es género menor. Que tú todo lo que escribes, con independencia de que a algunos/as les guste más o menos, es superior.
Gracias a todas las mujeres y hombres de la literatura y de otros muchos sectores, que hacéis de este mundo un lugar en el que quiero vivir.