En los libros puedes alejarte de la realidad e inventar a personas extraordinarias.
¿Sabes qué es lo bueno de escribir?
Lo bueno de escribir es que los personajes son como tú quieras. En los libros la gente puede ser buena o mala, según decida el autor. A mí me gusta crear a hombres con valores, principios. Hombres de los pies a la cabeza.
Hombres que jamás harían sufrir a una mujer intencionadamente. Hombres con lealtad, con honor. Un hombre que respeta a una mujer, respeta a sus amigos, a su familia y se respeta a sí mismo.
Mis amigas suelen decirme que esos hombres no existen. Que las autoras románticas fantaseamos demasiado y que a veces dibujamos a personas que son irreales. Por desgracia, suceden cosas que nos hacen pensar que de verdad es así. La vida, a veces, nos muestra la cara putrefacta del amor y nos pone en el camino piedras enormes y feas. Escoria disfrazada que puede hacerte dudar y creer que no mereces ser feliz.
Pero ¿sabes qué? Sí existen. Existen personas magníficas. El amor no es cosa de libros. ¡El amor es real! Tan real que a veces llega sin esperarlo y nos deja sin aliento.
¿Y cómo lo sabes? ¿Cómo detectas si es amor y no una pérdida de tiempo? Pues, precisamente, cuando estando con él pierdas la noción de éste. Cuando conviváis en la misma casa y no te sientas sola. Cuando leas en sus ojos que tu risa es su sonido favorito. Cuando su pecho sea tu hogar. Cuando su abrazo sea tu seguridad y no una mentira del tamaño de un continente.
Me estoy poniendo profunda, lo sé. Pero es que hoy me apetece transmitir este mensaje. Y va dirigido a todas aquellas personas que alguna vez se han sentido traicionadas. Para aquellas que, desafortunadamente, tuvieron el desacierto de cruzarse con una de esas piedras horribles y repugnantes.
El amor existe. Te lo digo a ti.
Y cuando llegue te sacudirá como un huracán y creerás que tras él vendrá la calma. Pero no. Lo que viene después no es calma. Es una montaña rusa.
Si de verdad es amor, querrá compartir su vida contigo y eso supone que tu existencia dará un giro de 180 grados. Habrá altibajos, eso seguro. Pero cuando eso ocurra, cuando él haya llegado a ti, sabrás que es para siempre.
Y no te despertarás cada mañana echando los días fueras como si fueran balones. No. Cuando él llegue, será para quedarse y enseñarte que un hombre de verdad no traiciona.
Un hombre de verdad te cuidará y te protegerá. Te mostrará el amor en todas sus vertientes y ten por seguro que en ninguna de ellas habrá hueco para el maltrato, la soledad y la tristeza. Un hombre de verdad te hará sentir preciosa, radiante. Un hombre de verdad besará tu cuerpo con una sola mirada…
¿Sabes qué es lo bueno de escribir?
Que yo puedo escribir tu historia. Y cuando lo haga y tú leas uno de mis libros, entonces ya ese chico guapo, ese protagonista buenísimo de la muerte, se parecerá mucho a la persona que tú acabas de conocer. Quizá no sea tan alto o no tenga unos brazos tan musculosos como los de Serra o Héctor, pero eso será lo de menos… Para ti, tu chico, el de verdad, el de carne y hueso, le hará sombra a cualquier protagonista de libro, incluso a cualquier actor de cine… Tu chico, el de verdad, querrá partirle la cara a ese que un día te hizo daño y te hizo dudar de lo maravillosa que eres. Tu chico, el de verdad, no dejará de recordarte lo bonitos que son tus ojos y cuánto le gusta tu sonrisa.
Cuando yo escriba tu historia, lee bien las descripciones. Probablemente haya algún pasaje en el que hable de un enano, cateto de pueblo “sabelotodo”, que un día se puso brackets en un vano intento de pretender ser guapo. No es la parte más importante, créeme. Pero quiero que la leas.
Porque en mi libro esta escoria tratará mal a la protagonista para reforzar su atrofiado ego. La humillará y la hará desconfiar del amor. Pero gracias a él, ella descubrirá lo bonita que es la vida y todo lo que se estaba perdiendo a su lado.
En mi libro, el enano, este enano torpe, mediocre y cegato incapaz de ver a la impresionante mujer que ha tenido a su lado, durará un capítulo. Dos como mucho. Como soy la autora y odio a los enanos que tratan mal a las mujeres, seguramente no seré misericordiosa con él. Pero a ti eso ya te dará igual.
Cuando leas ese libro estarás tan absorbida buscando las similitudes entre el protagonista y ese chico que viene a salvarte que el enano pasará por el libro así como pasa ahora por el mundo: sin pena ni gloria.
Mientras tanto, sonríe. Te lo digo a ti. Apóyate en tus amigos. En esos que tantas veces te repitieron que el enano no era para ti. En esos que no se equivocaban cuando te decían que el enano no te llegaba ni a la suela de los zapatos. Mira a tu alrededor y abre bien los ojos. Ese chico, el de verdad, está ahí fuera. Quizá está tan perdido como tú en estos momentos. O quizá no. Pero está buscándote.
Sonríe. Siéntete afortunada. Ahora eres más sabia, más grande. Ahora ya estás más cerca de conocer a un protagonista de libro.
¿Sabes qué es lo bueno de escribir?
Que ese enano, con brackets o sin brackets, leerá esto y sabrá que lo que digo es completamente cierto.
Sonríe, mujer bonita. La vida, hoy, comienza de nuevo.