Cada fotografía 📸 es un instante, y cada instante tiene su historia. Y ésta que os cuento es verdadera.
Hace unos días mi hermana se ofreció a hacerme unas fotos. Ya sabéis, por esto de cuidar el perfil de Instagram y esa manía que tenemos ahora de exhibir vidas perfectas. ¿Y por qué no? A mí me gusta mostrar la cara alegre de mi vida. Para penas ya tenemos el telediario o Facebook o el Congreso de los Diputados 😅.
El caso es que suelo ser un tanto desastre en esto. En los mejores momentos, no presto atención al móvil. Por suerte mi hermana me hizo hace unos días esta fotografía que me encanta. Hoy quería compartirla. Y cuando he ido a acompañarla de un texto bonito, he recordado lo que hicimos esa mañana.
He rememorado que le preparé un café y la observé desayunar en mi lugar favorito de la cocina. Aquella mañana aparcó sus estudios para fotografiarme, y significó mucho para mí pues se halla cada vez más cerca de conseguir su sueño. Lo sé. Jamás he estado tan segura de algo.
Aquella mañana hablamos de todo un poco. Y también aprovechamos que estábamos juntas para hacer una videollamada a nuestra otra hermanita, Irene, que se encuentra en estos momentos en Madrid. Irene es el claro ejemplo de que hay personas que por muy lejos que estén siempre continúan cerca. La echamos tanto de menos que duele. Afortunadamente pronto podremos abrazarla.
Hoy no sabía que texto ponerle a esta foto y he pensado en el porqué de mi sonrisa. He necesitado solo un segundo para comprender que la foto me gusta tanto porque la hizo mi hermana. La tomó poco después de que hubiésemos mantenido una conversación tronchante con nuestra otra hermana.Cada fotografía es un instante y cada instante tiene su historia. Y ésta que os cuento es verdadera.
Me gusta tanto la imagen porque mi sonrisa era sincera. Porque la Navidad que se acerca promete risas, amigos, felicidad y familia. Y deseo de todo corazón que así sea la vuestra. ❤️