Vine a esta ciudad por primera vez hace quince años y me enamoré ❤ como lo haría una adolescente de un guapo profesor de gimnasia.
Pensé que con el tiempo visitaría lugares que me gustarían más, que despertarían en mí otros sentimientos y me harían olvidar sus calles, su gente, la adictiva multitud y el coordinado desenfreno que desprende Manhattan. ¡Qué equivocada estaba!
Volver a New York solo ha ratificado que esta es la ciudad de los mil idiomas y de las mil razas. La ciudad del millón de escenarios y de los incalculables abrazos. Fue el primer lugar exceptuando Cádiz que describí en mi primera novela. Quise que los lectores pudieran respirar sus rincones y percibir la magia que transmite New York. Intenté que la propia Carolina contara sus impresiones. ¡Cuánta razón tenías, Carolina, y qué bonitos momentos estamos reviviendo juntas!
Ojalá que algún día la mejor historia que os cuente salga de mi pasaporte. Y que la mejor que podáis leer la encontréis en el vuestro.
Viajar es vida, es añadir páginas a tu propio libro. Es soñar a lo grande. 😘
Ya lo dijo el mismísimo Dickens: “Todo viajero tiene un hogar, un hogar que aprende a amar más durante sus viajes”. El mío, sin duda, es este. ❤️